La imágen es mia la saqué en una estancia de Neuquén acompañando a un gran amigo
Mario Vilas de San Martin de los Andes
Momentos entrañables y esta imágen me encantó para esto
10 SEÑALES DE QUE CRECISTE EN ARGENTINA
1) Tuteás hasta al Papa -que justo es argentino, así que no importa-.
Saludás con un beso hasta al mozo del restaurante y terminás cualquier
correo, ya sea de trabajo, de pésame, de amor o de pelea con un “te
mando un beso grande”.
2) Si un auto estacionado tiene una botella de plástico sobre el techo sabés que…
¡Se vende! Nadie supo explicarme de dónde viene esta costumbre
insólita, tan arraigada como el asado de los domingos. Tanto que para
mí, que llevo algunos años expatriada, Argentina ES un torino rojo con
una botella de lavandina en el techo.
3) Sabés perfectamente para que sirve el bidé.
Y lo usás y lo extrañás y no te parece un aparato incomprensible y
hasta desagradable (¡¿sirve para lavar qué?!), como a mis amigos de
América del Norte. Un día voy a traerme un bidé en la valija.
4) Empujaste un auto descompuesto más de una vez.
De un amigo, de un vecino o de un desconocido en el medio de la ruta.
Terminaste todo transpirado y cubierto de tierra, pero con nuevos amigos
y la satisfacción del deber cumplido (porque para nosotros, los
argentinos, ayudar es un deber).
5) Aún tenés pesadillas en las que te morís después de comer sandía con vino.
Cuántas veces nos advirtieron sobre el peligro mortal de esta
combinación. Hasta el día de hoy, no dejo ni siquiera que la sandía esté
en la misma mesada que el vino, no vaya a ser que a alguien se le
ocurra probar el combo letal.
6) Empezás cada oración con un largo “Cheeee.”
El “che” puede estar acompañado por un “boludo/a”, terminás tus frases
con un “¿viste?” y todos los adjetivos calificativos que usás van
precedidos por “re”. Ahí va: “Cheeee, estoy re feliz. Me vi con Fulano
el finde, ¿viste? ¡Y estuvo bárbaro!” (“bárbaro” como “excelente”, nada
que ver con Conan).
7) Nunca se te ocurrió que al compartir el mate también estás compartiendo los gérmenes de tus compañeros.
O si se te ocurrió, no te importa. No creciste con pánico a los
gérmenes ajenos y ni por asomo estarías dispuesto a dejar de compartir
un mate por este motivo tan ridículo (mis amigos norteamericanos toman
mate, pero cada uno usa el suyo…).
8) “Madre hay una sola (Y justo tuvo que tocarme a mí)”.
Sos una madre intensa. Si un extranjero nota cuántas veces besás y
abrazás a tu hijo por día, temerá por la salud física y emocional del
niño (y eso que no te escuchó enojada). Te molesta muchísimo que los
desconocidos acaricien tu panza de embarazada o que toquen a tu bebé en
el supermercado, pero no podés evitar querer hacer lo mismo cuando la
espectadora sos vos (y no me digas que no).
9) Amigos son los amigos…
Nos enamoramos de los amigos, andamos pegoteados, nos ofendemos por
cualquier cosa, “cortamos mano y cortamos fierro”, nos amigamos, nos
juntamos a comer y de nuevo somos familia. Dame la A, de amistad; dame
la A, de Argentina.
10) Naciste sabiendo que en “las cosas simples está el verdadero sabor de la vida”.
Sos de lágrima fácil y te reís a carcajadas por cualquier cosa. Pasás
del ceño fruncido (tu expresión por defecto) a la sonrisa sin filtro.
Siempre hay lugar para otro más en la mesa, siempre hay un motivo para
brindar, para hacer un chiste, para discutir y para putear. Sos
argentino, tenés una capacidad inigualable de disfrutar de las pequeñas
grandes cosas de esta vida.
Fuente: http://matadornetwork.com/…/10-senales-de-que-creciste-en-…/
PatrySaubidet✈Viajes
Si te ha gustado el artículo compártelo en tus redes sociales, ¡es gratis!
NOTA DE LA AUTORA
Nota
de la autora Estoy en el mercado de los viajes hace más tiempo del que
pueda recordar,doy mis charlas de viajes en diversas radios y pronto en
mi PROGRAMA PROPIO DE RADIO
La imágen es mia la saqué en una estancia de Neuquén acompañando a un gran amigo
Mario Vilas de San Martin de los Andes
Momentos entrañables y esta imágen me encantó para esto
10 SEÑALES DE QUE CRECISTE EN ARGENTINA
1) Tuteás hasta al Papa -que justo es argentino, así que no importa-.
Saludás con un beso hasta al mozo del restaurante y terminás cualquier correo, ya sea de trabajo, de pésame, de amor o de pelea con un “te mando un beso grande”.
2) Si un auto estacionado tiene una botella de plástico sobre el techo sabés que…
¡Se vende! Nadie supo explicarme de dónde viene esta costumbre insólita, tan arraigada como el asado de los domingos. Tanto que para mí, que llevo algunos años expatriada, Argentina ES un torino rojo con una botella de lavandina en el techo.
3) Sabés perfectamente para que sirve el bidé.
Y lo usás y lo extrañás y no te parece un aparato incomprensible y hasta desagradable (¡¿sirve para lavar qué?!), como a mis amigos de América del Norte. Un día voy a traerme un bidé en la valija.
4) Empujaste un auto descompuesto más de una vez.
De un amigo, de un vecino o de un desconocido en el medio de la ruta. Terminaste todo transpirado y cubierto de tierra, pero con nuevos amigos y la satisfacción del deber cumplido (porque para nosotros, los argentinos, ayudar es un deber).
5) Aún tenés pesadillas en las que te morís después de comer sandía con vino.
Cuántas veces nos advirtieron sobre el peligro mortal de esta combinación. Hasta el día de hoy, no dejo ni siquiera que la sandía esté en la misma mesada que el vino, no vaya a ser que a alguien se le ocurra probar el combo letal.
6) Empezás cada oración con un largo “Cheeee.”
El “che” puede estar acompañado por un “boludo/a”, terminás tus frases con un “¿viste?” y todos los adjetivos calificativos que usás van precedidos por “re”. Ahí va: “Cheeee, estoy re feliz. Me vi con Fulano el finde, ¿viste? ¡Y estuvo bárbaro!” (“bárbaro” como “excelente”, nada que ver con Conan).
7) Nunca se te ocurrió que al compartir el mate también estás compartiendo los gérmenes de tus compañeros.
O si se te ocurrió, no te importa. No creciste con pánico a los gérmenes ajenos y ni por asomo estarías dispuesto a dejar de compartir un mate por este motivo tan ridículo (mis amigos norteamericanos toman mate, pero cada uno usa el suyo…).
8) “Madre hay una sola (Y justo tuvo que tocarme a mí)”.
Sos una madre intensa. Si un extranjero nota cuántas veces besás y abrazás a tu hijo por día, temerá por la salud física y emocional del niño (y eso que no te escuchó enojada). Te molesta muchísimo que los desconocidos acaricien tu panza de embarazada o que toquen a tu bebé en el supermercado, pero no podés evitar querer hacer lo mismo cuando la espectadora sos vos (y no me digas que no).
9) Amigos son los amigos…
Nos enamoramos de los amigos, andamos pegoteados, nos ofendemos por cualquier cosa, “cortamos mano y cortamos fierro”, nos amigamos, nos juntamos a comer y de nuevo somos familia. Dame la A, de amistad; dame la A, de Argentina.
10) Naciste sabiendo que en “las cosas simples está el verdadero sabor de la vida”.
Sos de lágrima fácil y te reís a carcajadas por cualquier cosa. Pasás del ceño fruncido (tu expresión por defecto) a la sonrisa sin filtro. Siempre hay lugar para otro más en la mesa, siempre hay un motivo para brindar, para hacer un chiste, para discutir y para putear. Sos argentino, tenés una capacidad inigualable de disfrutar de las pequeñas grandes cosas de esta vida.
Fuente: http://matadornetwork.com/…/10-senales-de-que-creciste-en-…/
Saludás con un beso hasta al mozo del restaurante y terminás cualquier correo, ya sea de trabajo, de pésame, de amor o de pelea con un “te mando un beso grande”.
2) Si un auto estacionado tiene una botella de plástico sobre el techo sabés que…
¡Se vende! Nadie supo explicarme de dónde viene esta costumbre insólita, tan arraigada como el asado de los domingos. Tanto que para mí, que llevo algunos años expatriada, Argentina ES un torino rojo con una botella de lavandina en el techo.
3) Sabés perfectamente para que sirve el bidé.
Y lo usás y lo extrañás y no te parece un aparato incomprensible y hasta desagradable (¡¿sirve para lavar qué?!), como a mis amigos de América del Norte. Un día voy a traerme un bidé en la valija.
4) Empujaste un auto descompuesto más de una vez.
De un amigo, de un vecino o de un desconocido en el medio de la ruta. Terminaste todo transpirado y cubierto de tierra, pero con nuevos amigos y la satisfacción del deber cumplido (porque para nosotros, los argentinos, ayudar es un deber).
5) Aún tenés pesadillas en las que te morís después de comer sandía con vino.
Cuántas veces nos advirtieron sobre el peligro mortal de esta combinación. Hasta el día de hoy, no dejo ni siquiera que la sandía esté en la misma mesada que el vino, no vaya a ser que a alguien se le ocurra probar el combo letal.
6) Empezás cada oración con un largo “Cheeee.”
El “che” puede estar acompañado por un “boludo/a”, terminás tus frases con un “¿viste?” y todos los adjetivos calificativos que usás van precedidos por “re”. Ahí va: “Cheeee, estoy re feliz. Me vi con Fulano el finde, ¿viste? ¡Y estuvo bárbaro!” (“bárbaro” como “excelente”, nada que ver con Conan).
7) Nunca se te ocurrió que al compartir el mate también estás compartiendo los gérmenes de tus compañeros.
O si se te ocurrió, no te importa. No creciste con pánico a los gérmenes ajenos y ni por asomo estarías dispuesto a dejar de compartir un mate por este motivo tan ridículo (mis amigos norteamericanos toman mate, pero cada uno usa el suyo…).
8) “Madre hay una sola (Y justo tuvo que tocarme a mí)”.
Sos una madre intensa. Si un extranjero nota cuántas veces besás y abrazás a tu hijo por día, temerá por la salud física y emocional del niño (y eso que no te escuchó enojada). Te molesta muchísimo que los desconocidos acaricien tu panza de embarazada o que toquen a tu bebé en el supermercado, pero no podés evitar querer hacer lo mismo cuando la espectadora sos vos (y no me digas que no).
9) Amigos son los amigos…
Nos enamoramos de los amigos, andamos pegoteados, nos ofendemos por cualquier cosa, “cortamos mano y cortamos fierro”, nos amigamos, nos juntamos a comer y de nuevo somos familia. Dame la A, de amistad; dame la A, de Argentina.
10) Naciste sabiendo que en “las cosas simples está el verdadero sabor de la vida”.
Sos de lágrima fácil y te reís a carcajadas por cualquier cosa. Pasás del ceño fruncido (tu expresión por defecto) a la sonrisa sin filtro. Siempre hay lugar para otro más en la mesa, siempre hay un motivo para brindar, para hacer un chiste, para discutir y para putear. Sos argentino, tenés una capacidad inigualable de disfrutar de las pequeñas grandes cosas de esta vida.
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PatrySaubidet✈Viajes
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NOTA DE LA AUTORA
Nota de la autora Estoy en el mercado de los viajes hace más tiempo del que pueda recordar,doy mis charlas de viajes en diversas radios y pronto en mi PROGRAMA PROPIO DE RADIO
Escribo para varias publicaciones y hago este blog de Viajes y Buen Vivir: http://delabrujulalgpsargentina.blogspot.com.ar/
con el corazón, con ganas de seguir aprendendiendo mucho
Amo
escribir, leer, sacar fotos y viajar. Tengo 51 años, soy hija de
mochileros de los años 50´s, nací en Buenos Aires (Argentina) y me
dedico a viajar por el mundo de manera independiente y con bajo medio o
alto presupuesto desde hace más de 30 años y todo me hace FELIZ.
Viajo lento, sin fechas, muchas veces sin programar y camino mucho
¿De qué vivo? De escribir, entre otras cosas
Soy una apasionada por los destinos pero también por las experiencias de viaje, soy Hotelera, Chef, agente de Viajes freelance
Podés seguirme en Twitter @DeBrujulalGPS . @PatryRadioTV
en FB https://www.facebook.com/PatrySaubidet?ref=tn_tnmn
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